El frío llega acompañado de una paleta vibrante y sofisticada. El marrón chocolate se consolida como el nuevo neutro de la temporada, acompañado de tonos joya como el morado amatista o el granate, que conviven con colores inesperados como el pistacho, el rosa empolvado o el naranja más luminoso. También el azul profundo y el rojo intenso se cuelan en las colecciones, creando contrastes llenos de carácter.
En cuanto a texturas, el invierno se vuelve táctil: pelo en cuellos y estolas, terciopelo que regresa con aire renovado, encajes que se reinterpretan en clave sofisticada y el satén, que ya no se limita a la noche. Son materiales que invitan a jugar con capas y brillos discretos.
Los estampados también reclaman protagonismo: el animal print de serpiente se reinventa como alternativa al clásico leopardo, mientras que el tartán regresa con fuerza dentro de una estética punk pulida, compartiendo espacio con bombers y piezas de inspiración rebelde.
En el patrón, la clave está en la silueta: hombros marcados, hombreras y estructuras que estilizan, equilibradas con prendas más sencillas como faldas a la rodilla o polos de punto. La idea es recuperar la fuerza de los 80 pero en versión contemporánea y ponible.
Los accesorios siguen marcando la diferencia. Los bolsos se personalizan con charms, un guiño divertido y personal que convierte cada pieza en única. En materia de bolsos de piel, la tendencia apunta hacia la estructura y la durabilidad. Mandan los formatos medianos —ni mini ni maxi—, con formas geométricas y acabados impecables. Los detalles en piel trabajada, costuras visibles y relieves artesanales se convierten en sello de calidad. También veremos guiños a la temporada en ribetes de pelo, asas cortas de mano y versiones bandolera que combinan practicidad y sofisticación.
En el terreno del calzado, los zapatos planos —desde mocasines hasta Mary Janes— confirman que el estilo no está reñido con la comodidad.
Este invierno nos invita a experimentar con color, textura y silueta, pero siempre con un toque realista y versátil. Porque la moda no solo se lleva: se vive.